HOVIK, UN OBÚS EN EL CORAZÓN


Cuando un hombre de casi dos metros entra en la cárcel con el alma desnuda, todos los que tuvimos la suerte de estar allí, acabamos rendidos ante su arrolladora personalidad. Su verdad, sus palabras, mitad  poeta, mitad de barrio, su sonrisa, sus anécdotas, sus miedos y sus risas, hicieron que en esta sesión se respirara libertad. Hovik no está preso pero nos mira a los ojos sabiendo que cualquiera puede estar aquí. Qué la vida te puede poner contra las cuerdas y tires la toalla. El fue boxeador, sabe de lo que habla, lleva el boxeo en el corazón.


"Pondría como asignaturas obligatorias a los chavales en el colegio, el boxeo, el teatro y el ajedrez", cuenta que el boxeo te ancla a la vida, te hace tener los pies en la tierra. Quizá por eso el que fuera su gimnasio durante años en el barrio de Hortaleza, el HK,  sirvió como vía de integración y escape para muchos jóvenes con graves problemas de desestructuración familiar. En el año 2008, Hovik Keuchkerian y la fundación Raíces, alcanzaban un acuerdo para dejar participar y entrenar boxeo a algunos de estos jóvenes, como vía de escape a sus problemas personales, económicos y sociales.



Él es eso y más. Vive con poco para ser libre nos cuenta. Una casa pequeña en el pueblo donde se ha criado y pocos gastos, le hacen poder elegir los trabajos en la mayoría de las ocasiones. Ahora está con el obús, Un obús en el corazón del protagonista de este monólogo que algunos de los voluntarios han tenido la suerte de ver y que Hovik va a intentar que nosotros también veamos aquí con alguna grabación.


La próxima semana os pasaremos más detalles de esta visita con la entrevista que el módulo IV de la cárcel de Valdemoro  al completo le realizó. Se va agradecido dice, dando las gracias por la oportunidad de estar aquí. Nosotros nos quitamos el sombrero ante tipos así.
Gracias a ti compañero.



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